Cuanto más leemos y aprendemos sobre la inteligencia artificial, más nos maravillamos del poder de los "mecanismos" de la inteligencia natural.
Por increíbles, interesantes e importantes que sean los avances tecnológicos, en muchos sentidos son implementaciones elementales en comparación con el potencial de las construidas por la naturaleza.
Los datos pueden generar información que puede conducir al conocimiento. Pero el conocimiento sistémico, que podemos llamar “sabiduría”, proviene de las conexiones de información y las fuerzas (muchas desconocidas) que emanan de ellas.
Y los cerebros naturales son poderosos para pensar, crear, sentir, visualizar, imaginar y construir conexiones increíbles usando esta “energía” llamada inteligencia.
Existen muchas definiciones e incertidumbres sobre qué es la inteligencia, entre ellas:
1 - “facultad para conocer, comprender, aprender y resolver nuevos problemas y conflictos adaptándose a nuevas situaciones”.
2 - “capacidad para extraer información, aprender de la experiencia, adaptarse al entorno, comprender y utilizar correctamente el pensamiento y la razón”
3- y la frase de Piaget: “La inteligencia es lo que usamos cuando no sabemos qué hacer”.
No hay duda de que la inteligencia humana es potencialmente poderosa y que el funcionamiento de nuestros "cerebros" todavía tiene muchos misterios por desentrañar.
Y esto plantea las preguntas de “cuánto”, “cómo” y “para qué” usamos nuestra inteligencia. La respuesta a estas preguntas puede mostrar cuánto de este potencial de inteligencia se utiliza realmente y en qué dirección. Pero eso será tema para otro momento.
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